La Otra Costilla: De Calamidades de Job

lunes, 28 de julio de 2014

De Calamidades de Job

El milagro consiste en llamar fuerte.

Fuerte.
Llagarse la piel hasta la podredumbre.
Rasgar el manto, postrarse en tierra.
¡A ver si te incluye el señor!

En la antología del miedo.

(job 2: 1:13)

Roberto Salas
Mónica Montero

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"Varona", primer libro editado de la poeta Mónica Montero

Varona prologado por Cristián Basso

(Varona, Primeros Pasos Ediciones, Rancagua, 2009, 71 págs.)
Para septiembre tiene previsto la poeta Mónica Montero Fernández presentar su primer libro Varona (Primeros Pasos Ediciones, 2009). Nació en 1966 en Santiago, participó en 1991 del II Encuentro Iberoamericano de Jóvenes Escritores que reunió en Reñaca a jóvenes poetas que siguen escribiendo y publicando. Su poesía ha permanecido dispersa hasta este año, editada en revistas literarias y figurando en antologías como 22 Voces de la Novísima Poesía Chilena y Génetrix: antología de poesía joven, prologada por Armando Uribe.
Extracto del Prólogo
“Varona” nos conduce desde sus primeros versos a la mítica Lilith, una suerte de alter ego que la voz poética debe cargar como condena, presagio o destino a medida de que avanza su confesión vital de desencanto como mujer insurrecta, temeraria, capaz de enfrentar todas las fuerzas que pudieran impedirle la salida de los dominios que le impone el hombre, lo social, lo cultural y hasta lo más humano: el amor.
Somos muchos los que escuchamos con admiración los poemas de Mónica Montero en noches de poesía en casa del adorable padre y maestro Samir Nazal y quizás otros anónimos lectores que en más de una noche de conversación, de humo y vino, de autores universales, de crítica e intercambio pudieron asomarse a los versos de una joven autora que prometía cada año la impresión de una obra en barbecho: Varona. Todos los que formamos parte de una generación que tendía a disgregarse en medio de la sociedad global oímos alguna vez el anuncio del libro. Ahora contamos con el deseo cumplido.

Sangre, maternidad, hijos al amparo materno, sombras, amarguras, secreciones, muerte, etapas diversas del día que transcurre, milagros que se esperan, rezos e increpaciones a un Dios que oculta en lo cotidiano las razones del dolor, alternan con el artista que debe equilibrarse en su destino con el idioma y con su propia naturaleza humana: la de vivir de todas formas, pese a la necesidad profunda que imprime lo cotidiano a cada poeta que debe pervivir y autoabastecerse. Son inolvidables el poema “La noche se acuesta conmigo/ sólo nos queda esta noche” o el antipoético “Padre nuestro que estás en la botella” o los versos que enriquecen el cuerpo de este libro.
(Prólogo a Varona, Cristián Basso Benelli)

LA OTRA TARDE VI LLOVER, VI GENTE CORRER.... FRANCISCO GALVEZ

De seguro este no es un poema
Escrito ni algo que se le parezca
Samirito viejo lindo, viejo de mierda
Desde el rincón donde me dejaste
Dudando si tengo talento,
Escucho a Chinoy
Escribir fue algo difícil, algo casi imposible
Inocente peloduro me aferre a tu juicio
Me caí mil veces
Y hoy aun te miro
Desde el vaivén donde me quede
O me dejaste Pensando
En que no hay talento
Que hay rigor y oficio
Que no me encuentro
Que no me sale

Te dedico esta sarta de palabras
En la impotencia del verso
En la chuchada a la musas
En mi poca perseverancia

Recuerdo el sueño
De un metro color rojo
Con una hamaca gigante
Y una torta de mil hojas
En Una larga barra
Con trago para todos
Recuerdo el apio
De las tardes de Manuel Montt
Y las penas de Toesca
Recuerdo tus fracasos como cupido
Como parejero valías callampa
Recuerdo la imagen de tu padre
De maletas en la puerta
Con toda la tradición de turcoleta
Recuerdo tu paso por el Rotary club
El colegio de rotos
Donde un compañero
Se contorsionaba en pos de besarse su miembro
Y se conversaban a chuchada limpia
Recuerdo tus ojos brillando
Al hablar como diría Neruda de tu mamadre

Recuerdo que decías
Como dicen los ingleses de limeiche
Como dicen los franceses de Limach
Recuerdo que el frío te despertó
Bajo el banco de una plaza en san Antonio
Y Dormiste al abrigo de una puta a los 14 años
Recuerdo tus comidas familiares de domingos
Con ropa limpia y planchada
Los chalecos con cierre
Que te hacia tu hermana
Eras un adolescente más
Recuerdo a Tu hermano Abraham
Asiduo a las piernas de los cafés
Y tu preocupación por sus días
Recuerdo el recorrido por las fotos
Y la enumeración
De derrotas y aciertos de los muchachos
Recuerdo Tu mano en alto en los 80s
Tu cabeza gacha
El ser profe y el no querer serlo
Los talleres las goteras y las luces quemadas
Las flores y los cerros de libros
Las pinturas hechas con los dedos
La imagen del Che con Fellini
La garbo la Marilyn y Cortazar
El pisco solo, la rabia y la gente arrancada
Recuerdo los poemas buenos y malos
Por sobretodo el cariño por la palabra
Por los descarriados y los solitarios
Por los enfermos y los poco claros
Recuerdo
Tu cigarro como un sexto dedo
Tu bigote como cómico de Holywood
Tu sonrisa de esa que ya no se hacen
Tu abrazo
La distancia
Y el tiempo
Que lo intento
Que te conozco
Que no llega