Lazara
Recuerdo el día de mi muerte
La voz originaria en mi nuca destrozada
Levántate y anda-dijo-
Yo sacudí la cabeza, agité los muslos
en señal de descontento.
Levántate y anda, volvió a decir,
y tuve que lanzar la mortaja.
Asumiendo que el capricho de esa voz
Retumbaría hasta el cansancio.
Desde entonces ando, pero muerta.
Obra: La Madre
Autor: Adolfo Hans
Poeta: Mónica Montero.
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