Es un frío invierno.
No he podido izar las
mantas
para dibujar una casa
en el parque,
en las sombras
bajo la luz de una
botella.
Aún:
merodean hombres con
hachas,
decapitan
guardan los cuerpos
por años
practican el Ocultismo,
el esquizofrenismo,
los evangelios.
Luego exhiben los
cráneos
en los noticieros
y me corre agua por la
espalda.
Oigo los nombres
me arrodillo
esperanzada
¡Que no seas tú
con los ojos
violentos!
Trato de escribir,
intento las tareas
que hicimos.
Lo intento
Pero siempre tu huella
sorda,
tu casta macabra
y este invierno:
Invierno de inviernos.
Hermano ¿hasta cuándo
te marchas
sin cartas póstumas
ni grito de auxilio?
¿Hasta dónde nos
rompes?
La boca dibuja
ese gesto tuyo
que nunca recuerdo.
Un caldo anega la
entrada de la casa grande,
Es la vieja…
(Llora por las noches).
Son tus lágrimas y las
de ella
las que ensopan los
pies de tus críos.
Esta culpa.
nos machaca el
semblante.
Te borro de mi agenda
cada día te doy la espalda,
mas ella, no puede, no sabe negarte.
Le duele el vientre
seco,
los dolores de parto la despiertan
y le nace un hijo
viejo,
translúcido,
desbocado ,
Se lava las llagas
con el líquido
amniótico,
se come el ombligo,
se muerde los muslos.
Sueña que es una
planta,
que sus vástagos se
van desprendiendo
hasta desgarrarla.
¡Despierta!
cabrón, despierta
que ella se muere de
pena.
Que se esfuma la niñez,
se nos acaba la luz de
la niñez,
si no existes.